No es común que una serie de televisión comience con la imagen de una biblioteca. En este caso, la serie en cuestión empieza con la imagen de la Biblioteca Benjamín Franklin, una sucursal de la Biblioteca Pública de Los Ángeles. ¡Qué emoción! Esta biblioteca es súper especial para mí, pues esta fue la primera biblioteca que regularmente visitaba de niña y donde básicamente aprendí a leer en inglés, practiqué leer en español y cultivé mi naciente bibliofilia empezando hace unas cuatro décadas.
Hacía tiempo que estaba oyendo algo de chisme sobre una nueva serie de Netflix llamada Gentefied. Para los que posiblemente no lo sepan, Gentefied se estrenó en Netflix el pasado 21 de febrero. Como la serie está basada en la comunidad angelina de Boyle Heights (¡mi pueblito natal!), tenía muchísimas ganas de verla. También tenía muchísimas ganas de verla porque los personajes centrales son una familia mexicoamericana, y simple y sencillamente no hay muchos mexicoamericanos en la tele en inglés (pero eso es un tema para otro día y otro blog). El título de la serie es una combinación de las palabras “gente” y gentrified (de gentrificación en inglés). La gentrificación en un tema de suma importancia en muchas comunidades angelinas y especialmente en Boyle Heights, pero una vez más eso es para otro día y otro blog.
Y es por eso que este pasado fin de semana me acomodé en mi sofá con mi hijo de 13 años para ver Gentefied. Parece que todo mundo está hablando de la nueva serie. Ha sido todo un éxito, especialmente en la comunidad Latina. La revista Vulture la llama “una carta bilingüe de amor a Boyle Heights". Como a muchos otros, me re-que-te-encantó la representación de mi cultura y me quedé admirada de lo fielmente que presenta mi barrio y la cultura mexicoamericana y como esta va cambiando con las generaciones. Pero lo que más cautivó mi corazón fue cuando incluyó a la BIBLIOTECA, ¡una verdadera biblioteca en el corazón de Boyle Heights!
De hecho, decidí estudiar la maestría en bibliotecología porque deseaba específicamente trabajar con la comunidad de Boyle Heights. He tenido la gran bendición de haber trabajado en las tres bibliotecas de Boyle Heights, la Biblioteca Malabar siendo la tercera. Tengo que admitir que hay una magia muy especial en poder trabajar en la misma comunidad donde crecí, pagando hacia adelante lo que yo recibí al crecer en estos espacios encantadores. Defiendo a esta comunidad y a sus bibliotecas siempre que puedo, y cuando vi que Gentefied incluyó a la Benjamín Franklin en su programa, me dio un extraordinario orgullo porque en una comunidad como la nuestra, y bueno en todas las comunidades, la biblioteca pública es de suma importancia. Puedo seguir y seguir hablando de todo lo que las bibliotecas en Boyle Heights les ofrecemos a nuestra comunidad, LIBROS ¡sí! Pero además ayuda con las tareas, clases de ciudadanía en inglés y en español, clases de inglés y una plétora de programas para la familia entera en inglés y en español, y hasta traemos obras teatrales a la biblioteca para nuestra gente (gracias a Jesús Reyes de Center Theatre Group y nuestra increíble colaboración de ya varios años).
Básicamente lo que ofrecemos es un oasis en la tormenta en el desierto que suele ser la vida, un lugar pacífico donde uno puede perderse dentro de un libro o recibir ayuda con la computadora o disfrutar de una obra teatral (en inglés o en español) o simplemente ser parte de una comunidad, parte de algo más grande que uno solo. Puedo hablar poéticamente por días enteros sobre lo maravilloso que son las bibliotecas de Boyle Heights. Posiblemente por eso es que regresé a mi comunidad después de ir a la universidad y hacer una maestría. Posiblemente por eso sea que aún estoy aquí.
Y no soy la única. Conozco a varios colegas que también se criaron en Boyle Heights y que también regresaron para trabajar en nuestras bibliotecas con el propósito de aportar algo a esta comunidad. Y también están nuestros colegas que aunque no crecieron aquí, trabajan aquí ahora y para quienes esta comunidad es ahora su hogar. Por eso quería expresarles mi gratitud a los verdaderos bibliotecarios de Boyle Heights. Gracias a Gentefied por representar a nuestra comunidad. Y gracias a ustedes, bibliotecarios de Boyle Heights, por todo lo que hacen diariamente para nuestras bibliotecas y nuestra comunidad.
Damas y caballeros, les presento a algunos de los bibliotecarios de Boyle Heights en sus propias palabras.
Dora Suárez, Biblioteca Arroyo Seco
Cuando tenía 12 años de edad y vivía en Boyle Heights, las idas a la biblioteca eran mi único escape de una vida estricta en casa. El programa de lectura de verano era cuando podía deshacerme de algunos de mis quehaceres de verano. El tema del primer programa de lectura de verano en el cual participé fue “Isla del Tesoro.” Recuerdo la bibliotecaria de Robert Louis Stevenson y sus programas para niños cuidadosamente planeados, ¡a los doce años me parecían mágicos!
Ese verano descubrí la serie de Sweet Valley High y la serie de Caitlin además de los clásicos de C. S. Lewis. Gané premios por leer los libros que abrieron la puerta de mi imaginación. A partir de entonces, las idas a las bibliotecas se convirtieron en visitas regulares. Mi amor por la lectura y mis visitas regulares a la biblioteca me ayudaron a ir a la universidad y también allí pasé lo que me parecían horas infinitas en la biblioteca pública local. Fue entonces, en mi último año en la universidad que decidí estudiar la maestría para ser bibliotecaria. Cuando al fin me convertí en bibliotecaria, el regresar a trabajar en Boyle Heights fue una evolución natural que completó el círculo de mi amor por la Biblioteca Pública de Los Ángeles. Tuve el gran honor de aportar a mi comunidad lo que me había dado a mí al crear mis propios programas para la lectura de verano que incluyeron muchos programas de arte, ¡pues quería recrear la felicidad y aventura de la cual yo disfruté de niña! Uno de los papeles de mayor satisfacción que he tenido ha sido como bibliotecaria en Boyle Heights al trabajar con familias inmigrantes que no conocen tan bien los servicios que ofrece la biblioteca pero que al familiarizarse con la Biblioteca Pública de Los Ángeles pueden aprovecharla como abundante recurso comunitario.
Patty Alvarado, Biblioteca Benjamín Franklin
Nací en Boyle Heights y crecí en Whittier. Hace varios años, fui tutora en varias sucursales de la Biblioteca Pública de Los Ángeles pero no vi ningún bibliotecario que se me pareciera. Me hizo pensar en las familias que ayudaba y para quienes era tutora, mayormente familias mexicanas y centroamericanas. Me pregunté cómo se sentían al entrar a una biblioteca y no ver a un bibliotecario con quien pudieran platicar en su idioma natal. Me hizo pensar en mis padres y cómo se sintieron en su juventud al navegar las agencias gubernamentales de su nuevo hogar. Han pasado doce años y ahora soy bibliotecaria en la Biblioteca Benjamín Franklin en Boyle Heights. Quería trabajar y vivir en Boyle Heights, ser parte de un barrio que me recuerde a mi hogar y por eso esta comunidad significa tanto para mí. Cuando uno vive donde trabaja, uno puede hacer la diferencia en la comunidad a un nivel más íntimo y que es verdaderamente genuino. Las conexiones que hacemos con el público son lazos importantísimos para nuestra gente. ¡Eres lo máximo Boyle Heights!
Yannai Rodriguez, Biblioteca Malabar
La gente de esta comunidad son la razón por la que he decidido permanecer en mi actual biblioteca por más de 2 años. Aunque he trabajado en varias bibliotecas a través de los años en el sur de California, nunca me había sentido tan apegada a la comunidad como me siento en Malabar. Los usuarios de la biblioteca nos dicen “buenos días” al entrar a la biblioteca, la gente se detiene en la calle para tener largas conversaciones y los vecinos entran y nos comparten el chisme local para que estemos enterados. Este barrio de Boyle Heights se siente como si fuera un pueblito, lo que yo nunca antes había sentido, pero estoy agradecida de disfrutar esta experiencia. Los niños que vienen a diario a pasar el rato o simplemente a platicar hacen que realmente valga la pena el trabajo. Como su bibliotecaria, quiero animar su curiosidad, nutrir su curiosidad y ayudarles a reconocer todo lo que le pueden ofrecer al mundo.
Alejandra Reyes, Biblioteca Robert Louis Stevenson
Aún no soy bibliotecaria pero he estado rodeada de increíbles bibliotecarios y espero pronto llegar a ser una. Mis recuerdos de la biblioteca en mi juventud son del Teen’Scape en la Biblioteca Central en el centro de Los Ángeles. Me iba en el autobús 70 al centro para encontrar refugio y un lugar seguro en Teen’Scape. Era mi escape de la realidad y donde tenía acceso al internet, porque no lo tenía en casa en ese tiempo. Era un lugar tranquilo donde no había sonidos de helicópteros de policía ni lo ruidoso del barrio. Hoy estoy en Boyle Heights y siempre veo mi reflejo de cuando era niña. Puedo ver mi niñez en los pequeñitos que vienen a los programas y que tanto se meten en la actividad que se olvidan de la realidad por lo menos una hora. Los quiero introducir a todas las opciones que tienen en la vida y ser para ellos una puerta a la información para que tengan el conocimiento que necesitan. Quiero ser bibliotecaria porque quiero ensenarles que ¡sí se puede! Yo también estuve en su lugar y como dice la canción “véanme ahora” o por lo menos en unos años.